jueves, 26 de marzo de 2009

El arte de las calles

Seguramente usted los vio.

Seguramente usted pasó frente alguna de estas manifestaciones, que aparecen de la noche a la mañana, en su recorrido habitual al trabajo. Donde antes veía una derruida pared de algún galpón abandonado, ahora se le presenta un nuevo mundo poblado de personajes y formas llamativas, que le suman color a su rutina diaria.
Eso que lo sorprendió una tarde mientras miraba por la ventanilla del colectivo por Palermo o Colegiales (algunos de los barrios donde se los ve), en un paisaje que creía conocer de memoria, eso tiene un nombre y se llama: Street Art.
A no confundir. Street Art no es una pintada insultando a un cuadro de fútbol, ni mucho menos un “Vote A”, ni siquiera un mural pintado con autorización, plasmado con toda tranquilidad a plena luz del día.
El Street Art es una intervención del espacio público, es un hecho artístico con lenguaje propio, emergente y reconocible dentro del estilo de vida urbano.
Con influencias que van desde el diseño grafico, la ilustración o el comic, el under, el arte pop, el hip hop o la cultura skater; utilizando técnicas de graffiti, stencil, stickers y tags (firmas), nace en los 70’ en Nueva York y se extiende por todo el mundo.
Ciudades como Barcelona, Berlín, Londres o San Pablo hoy son grandes exponentes de esta movida y en nuestra Buenos Aires comienza a afianzarse desde, aproximadamente, el año 2001 sobre todo con la actuación del colectivo de artistas Buenos Aires Stencil.

¿Cómo es que llega a abrirse camino, y como es que, siendo ilegal, comienza a avanzar casilleros, no sólo tomando por asalto la ciudad, sino también galerías de arte? Seguramente algo debe haber.
En su mayoría, los street artist son respetuosos y no “arruinan” paredes, sino que utilizan como soporte construcciones abandonadas, corredores laterales de las vías del ferrocarril o túneles (Como el caso de Orion en Brasil, quien dibujo 3500 calaveras con el trazo que generaba el retirar el smog acumulado en las paredes, intervención que llamo Ossario y que generó una reacción en las autoridades, ya que al querer censurarla, terminaron limpiando el lugar).

La ilegalidad, lo trasgresor y rebelde están en su esencia. Esto lo hace fresco, inmediato y hasta efímero, ya que dura lo que tarda alguien en borrarlo, pegarle un afiche de campaña política encima o se produzca el deterioro natural de los materiales utilizados a la intemperie.

La eterna pregunta si es arte o vandalismo, divide opiniones.
Es inevitable el carácter artístico de este fenómeno y la línea que separa un adjetivo de otro es delgada. Dependerá del uso del sitio que se tome como lugar de creación, y no dudo en decir que quienes hacen Street Art en Buenos Aires son artistas.

Ojala en un futuro, la gestión de espacios públicos contemple este modo de expresión y, sin perder su carácter, pueda integrarse más naturalmente a la trama de la ciudad, así podremos ver mas seguido obras de Pum Pum, Nasa, Dieguez o Brook (solo por nombrar algunos de los jóvenes artitas) lookeando las calles porteñas.

Sin duda este movimiento se está fortaleciendo y no sólo podemos verlo en su hábitat natural. Como les adelantaba, hoy en día hay galerías especializadas que lo muestran, apoyan y difunden. Es el caso de Club Blast (Rosario) o Hollywood in Cambodia (Thames 1885, Palermo), o instituciones como el Centro Cultural Rojas que le abrió sus puertas a la muestra colectiva “Street Art en el Rojas”, extracto y reflejo de algo que evidentemente está haciendo ruido.

Ahora sí, ya sabe de qué se trata, la próxima vez que se tope con uno, contémplelo, disfrútelo, descifre sus mensajes, tal vez mañana ya no este ahí

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